Enciendo la luz, abro la llave de la regadera, caen miles de gotas que al unirse forman chorros de agua que caen sobre mi cabeza y recorren mi cuerpo, quitando todas las secuelas de recuerdos, limpiando y purificando mi alma y mi corazón, el jabón ayuda a curar la heridas que había y se limpian, permitiéndome salir del baño con un nuevo aspecto y una frescura inolvidable. Me dirijo hacia la calle sin buscar a nadie, ni pensar en nada; el reflejo del cristal de un coche ilumina mis ojos con una brillante luz que me hacen enceguecer por un momento y me hace ver que dentro de mi existe la esperanza y una antorcha encendida esperándome llamada: VIDA la cual, había dejado abandonada y olvidada detrás de un baúl de recuerdos que a nadie le importaba si aún existía o ya había desaparecido. Se ilumina una gran sonrisa en mi cara después de que me doy cuenta de cuantas cosas puedo hacer y me detengo a hacerlas por miedo, sigo mi camino tranquila, motivada y feliz, esta vez no habrá nadie, ni ...
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